El desarrollo de escalas de
evaluación de la Calidad de Vida es un paso previo necesario para el desarrollo
de planes y estrategias de atención específicos centrados en la mejoría de la
calidad de vida del usuario de los servicios sociales. Las escalas de Calidad
de Vida han de basarse en un modelo teórico sólido, que haya mostrado
evidencias empíricas suficientes,… esas escalas deben centrarse en las
características específicas de la población y contexto al que se dirigen. (1)
El concepto
de Calidad de Vida ha ido adquiriendo una importancia e interés especiales
dentro de la investigación y la práctica de los servicios sociales, educativos
y sanitarios. El concepto de Calidad de Vida ha ido evolucionando desde una
noción sensibilizadora a convertirse en un agente de cambio social y
organizacional. Así, la búsqueda de la calidad es hoy un objetivo compartido
por usuarios de servicios, profesionales, organizaciones, políticos y
financiadores que trabajan para conseguir servicios y procesos de calidad
valorados por los propios usuarios y que mejoren su calidad de vida.
Actualmente,
servicios y políticas destinados a personas mayores y personas con discapacidad
en nuestro país se enfrentan a cambios significativos orientados a lograr
mejores servicios basados en la comunidad y proporcionar apoyos individualizados.
Este proceso refleja una nueva forma de mirar hacia los receptores de los
servicios, centrada en la persona, en sus posibilidades de cambio y en las
variables contextuales que influyen en su funcionamiento y, sobre todo,
estrategias de evaluación que permitan verificar el impacto positivo de los
mismos en los usuarios de los servicios.
El desarrollo
de escalas de evaluación de la calidad de vida es un paso previo necesario para
el desarrollo de planes y estrategias de atención específicos centrados en la
mejoría de la calidad de vida del usuario de los servicios sociales (2). Es por
eso que como Valoración Inicial de la Calidad de Vida es necesaria la “Escala
de FUMAT”.
La Escala
de FUMAT se construyó para ser aplicada a personas mayores con discapacidad y
personas con discapacidad física grave, esta está formada por dimensiones e
indicadores de calidad de vida y una perspectiva de sistemas sociales. Las dimensiones
de calidad de vida que contempla este modelo son ocho:
Autodeterminación.
Derechos.
Bienestar
emocional.
Inclusión
social.
Desarrollo
personal.
Relaciones
interpersonales.
Bienestar
material.
Bienestar
físico.
Bibliografía.
1. Miguel Ángel Verdugo Alonso. INICO, Universidad de Salamanca, Octubre
2009.
2. Evaluación
de la calidad de vida en personas mayores: FUMAT. Servicios de Información sobre Discapacidad.
3. Evaluación de la Calidad de Vida
en Personas Mayores. La Escala FUMAT.
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