miércoles, 18 de noviembre de 2015

SÍNDROMES GERIÁTRICOS QUE AFECTAN LA CALIDAD DE VIDA


El envejecimiento poblacional es uno de los grandes triunfos de la humanidad, pero es también uno de sus mayores retos. A medida que nos adentremos en el siglo XXI,  el envejecimiento de la población implicará un aumento de las demandas sociosanitarias en todos los países. 


Si bien de cara al futuro, las distintas organizaciones sanitarias proponen el modelo del envejecimiento activo como meta que permita disfrutar a los ancianos del mañana de la mejor calidad de vida posible (entendida ésta como bienestar físico, psíquico y social), la realidad es que los ancianos de hoy, sobre todo los de más edad, sufren diversos cuadros patológicos que disminuyen notablemente su salud, y en consecuencia, su calidad de vida.

No debe olvidarse que los adultos mayores valoran dicha calidad de vida, en función de su nivel de independencia, y los diferentes síndromes que seguidamente se estudiarán, reducen, por no decir que eliminan casi por completo, esa ansiada vida independiente.

Los síndromes geriátricos son un conjunto de cuadros, originados por la conjunción de una serie de enfermedades que alcanzan una enorme prevalencia en el anciano, y que son frecuente origen de incapacidad funcional o social.

Los grandes síndromes geriátricos, también conocidos como los 4 gigantes de la Geriatría, incluyen:


  • Inmovilidad. 
  • Inestabilidad-caídas.
  • Incontinencia urinaria. 
  • Deterioro cognitivo.


Todos estos síndromes originan un importante deterioro en la calidad de vida de las personas que los padecen, y a menudo, generan o incrementan la dependencia de otras personas, produciéndose un aumento de las necesidades de asistencia sanitaria y de apoyo social, que si no se cubren, favorecen el aislamiento social y la institucionalización del adulto mayor.

En muchos de los casos, la aparición de estos síndromes geriátricos es prevenible y si se diagnostican adecuadamente, son susceptibles de tratamiento práctico.

Para su correcto diagnóstico y terapia se requiere de una valoración integral que sea interdisciplinario y de correcto uso de los niveles asistenciales.
  
INMOVILIDAD




INESTABILIDAD Y CAÍDAS






INCONTINENCIA URINARIA




DETERIORO COGNITIVO

El síndrome de deterioro cognitivo engloba cuadros muy diversos en cuanto a su origen, síntomas, gravedad, etc., su etiología es obviamente aún más compleja que la de los síndromes ya descritos: infecciones agudas, enfermedad cardiovascular, alteraciones neuropsiquiátricas, hidroelectrolíticas y metabólicas, retención urinaria, impactación fecal, inmovilidad, fármacos (sedantes, anticolinérgicos, opiáceos, diuréticos, antiinflamatorios no esteroideos, corticoides, cimetidina, digoxina, fenitoína).

Las consecuencias del deterioro cognitivo, especialmente en los estadios más avanzados, son las siguientes: ansiedad, depresión, insomnio, caídas, inmovilidad, incontinencia, riesgo aumentado de infecciones, aislamiento social, dependencia para las actividades de la vida diaria, cambio de carácter, alteraciones de conducta, desnutrición, sobrecarga para el cuidador, elevado consumo de recursos sociosanitarios e institucionalización.

En pacientes con deterioro de memoria e incluso demencia en fases leves, parece útil intentar mantener las capacidades mentales existentes mediante talleres de memoria, orientación a la realidad, adaptación del entorno, etc. Los factores de riesgo cardiovascular, que parecen implicados en la demencia vascular y en la alteración cognitiva asociada a la edad, deben ser controlados.

En la prevención de las formas agudas de deterioro cognitivo, principalmente en el síndrome confusional agudo, son útiles medidas como minimizar el uso de fármacos causantes de este cuadro, mantener la homeostasis del medio interno en pacientes con graves enfermedades, facilitar la presencia familiar, asegurarse de que el paciente dispone de sus ayudas habituales (gafas y audífonos) y modificar el entorno adaptándolo a unas condiciones favorables para el paciente de edad avanzada.


En general, el tratamiento a seguir dentro de cualquier síndrome geriátrico es la PREVENCIÓN.

Continuando con la prevención, no debe olvidarse el importante papel que desempeña la EDUCACIÓN PARA LA SALUD.



Bibliografía.
Gómez Ayala Adela Emilia. Grandes Síndromes Geriátricos. Farmacia abierta. Espacio de Salud. Vol. 19, Núm. 6, junio 2005.
Alarcón MT, González JI. Caídas. Fundamentos prácticos de la asistencia al anciano. Pp 9-16.

Carbonell A, editor. Síndrome de inmovilidad. Monografías de Geriatría y Gerontología. Pp 1-67.

Fernández C, Bermejo F, Gabriel R. Factores de riesgo vascular y alteración cognitiva en el anciano. Rev Clin Esp.

González JI, Alarcón MT. Grandes síndromes geriátricos. Concepto y prevención de los más importantes. Medicine. 2003;8(108):5778-85.

Guillen F, Bravo G. Patología del envejecimiento. Indicadores de Salud. Manual de Geriatría. Pp 77-88.

INVENTARIO DE BURNOUT DE MASLACH




Desde hace al menos dos décadas el síndrome de Burnout es conocido, diagnosticado y prevenido en ámbitos de trabajo cada vez más generales e inespecíficos, llegando a encubrir situaciones como el estrés laboral o la fatiga crónica.

Se mide por medio de cuestionario Maslach de 1986 que es el instrumento más utilizado en todo el mundo.

Esta escala tiene una alta consistencia interna y una fiabilidad cercana al 90%, está constituido por 22 ítems en forma de afirmaciones, sobre los sentimientos y actitudes del profesional en su trabajo y hacia los pacientes y su función es medir el desgaste profesional.

El cuestionario Maslach se realiza en 10 a 15 minutos y mide los 3 aspectos del síndrome: Cansancio emocional, despersonalización, realización personal.

Con respecto a las puntaciones se consideran bajas las por debajo de 34, altas puntuaciones en las dos primeras subescalas y bajas en la tercera permiten diagnosticar el trastorno.

1. Subescala de agotamiento emocional à Consta de 9 preguntas. Valora la vivencia de estar exhausto emocionalmente por las demandas del trabajo. Puntuación máxima 54
2. Subescala de despersonalización à Está formada por 5 ítems. Valora el grado en que cada uno reconoce actitudes de frialdad y distanciamiento. Puntuación máxima 30
3. Subescala de realización personal à Se compone de 8 ítems. Evalúa los sentimientos de autoeficacia y realización personal en el trabajo. Puntuación máxima 48.

La clasificación de las afirmaciones es la siguiente: Cansancio emocional: 1, 2, 3, 6, 8, 13, 14, 16, 20. Despersonalización: 5, 10, 11, 15, 22.

Realización personal: 4, 7, 9, 12, 17, 18, 19, 21. La escala se mide según los siguientes rangos:
0 = Nunca
1 = Pocas veces al año o menos
2 = Una vez al mes o menos
3 = Unas pocas veces al mes o menos
4 = Una vez a la semana
5 = Pocas veces a la semana
6 = Todos los días


Se consideran que las puntuaciones del MBI son bajas entre 1 y 33. Puntuaciones altas en los dos primeros y baja en el tercero definen el síndrome.

Este test pretende medir la frecuencia y la intensidad con la que se sufre el Burnout. Las respuestas a las 22 preguntas miden tres dimensiones diferentes: agotamiento emocional, despersonalización y realización personal.

Se suman las respuestas dadas a los ítems que se señalan:



Los resultados de cada subescala:
Subescala de agotamiento emocional: valora la vivencia de estar exhausto emocionalmente por las demandas del trabajo. Puntuación máxima 54.

Subescala de despersonalización: valora el grado en que cada uno reconoce actitudes de frialdad y distanciamiento. Puntuación máxima 30.

Subescala de realización personal: evalúa los sentimientos de autoeficiencia y realización personal en el trabajo. Puntuación máxima 48.


Puntuaciones altas en los dos primeros y baja en el tercero definen el síndrome Burnout.

Otro test para medir las áreas de impacto del síndrome Burnout es el siguiente:






Bibliografía.

BURKE, R.J. “Burnout in police work: An examination of the Cherniss model”. Group and Organization Studies.


LÓPEZ, L., MARTÍN, M., FUENTES, G., GARCÍA, G., ORTEGA, T., CORTÉS, P., GARCÍA, P. "El síndrome de burnout en el personal sanitario". Instrumentos de medida. Medicina paliativa. Pp. 94-100

ESCALA DE SATISFACCIÓN CON LA VIDA


El cuestionario consta de 5 preguntas, proporcionando cada pregunta una puntuación entre 1 y 7. La puntuación máxima posible es por tanto 35.


Los puntos de corte sugeridos por Ed Diener en el documento Understanding the SWLS scores para interpretar el resultado obtenido son los siguientes:



Bibliografía.

VALORACIÓN EXHAUSTIVA O COMPLEMENTARIA PARA LA CALIDAD DE VIDA



El término Calidad de Vida ha sido ampliamente utilizado en los últimos tiempos por especialistas de las más diversas disciplinas, como gerontólogos, filósofos, sociólogos, médicos, etc., con independencia a la ideología o posición político-filosófica que se represente.

No obstante, desde hace muchos años el hombre ya comenzó a preocuparse por factores materiales y medioambientales relacionados con el modo de vida; con el objetivo de mejorar las condiciones de vida de las personas y así su salud,… y centrando la atención en la causa natural de cada afección (1).

Para algunos autores, la categoría de Calidad de Vida tiene un carácter general y de esta se derivan las subcategorías como el nivel de vida, modo de vida y bienestar (2).


Es por eso que para la VALORACIÓN EXHAUSTIVA O COMPLEMENTARIA se toma en cuenta lo siguiente:


Es comprensible que, en la determinación de la calidad de vida de una sociedad concreta, intervengan elementos tanto del modo de vida como de las condiciones de vida, de forma muy interrelacionada; por lo que la calidad de vida de los grupos humanos que se establezcan dentro de una determinada sociedad, dependerá, fundamentalmente, de la relaciones que esos individuos tengan con los medios de producción, de su posición en cuanto grupo social, con respecto a esos medios de producción, a la organización del trabajo y a la cuantía y proporción que reciban de la riqueza social que se produzca en la sociedad a la que pertenecen, y de las condiciones de vida existentes en la sociedad.

No se debe olvidar, no obstante, que media en esta relación grupal o social, el carácter de individualidad de cada ser humano concreto, quien le imprime su sello propio mediante su estilo de vida, entendiéndose como el modo o forma de vida individual de cada hombre.

Es necesario comprender que, entre los determinantes de la calidad de vida existen otros factores sociales de importancia. Cabe señalar, a la cultura: las costumbres y tradiciones, los patrones de conducta social (positivos o negativos), las creencias y prejuicios y la forma en que la sociedad percibe los valores portadores de confort y bienestar, pueden enriquecer o por el contrario reducir el concepto de calidad de vida y pueden, a su vez, hacerlo diferente de un país a otro (3).

Por otra parte, el desarrollo alcanzado por la ciencia y la tecnología, el grado de participación social de los individuos, el acceso a la educación, la cultura y los servicios en general, las libertades y restricciones de que disfruta o es sometido ese hombre (o ambas), el grado de estrés generado por los mecanismos sociales y los factores medioambientales y de higiene social, también constituyen determinantes de la calidad de vida; por cuanto, en correspondencia se conforma la vida de los individuos con mayor o menor calidad.

Hay también, aspectos jurídicos y éticos relacionados con el fenómeno de la calidad de vida. Con frecuencia, en muchas sociedades se violan las leyes que plantean el derecho de todos los hombres a la educación, el trabajo y la salud, por citar solamente algunas esferas fundamentales de la vida y existencia del hombre, y estos son hechos que en definitiva quedan impunes; mientras son millones las personas, incluidos niños, ancianos y mujeres que viven en condiciones de máxima pobreza y también mínima calidad de vida.

En su aspecto más particular y concreto, la calidad de vida es la valoración que hace el sujeto de sus propias condiciones de vida (material y espiritual), por tanto, incluye un componente de evaluación de dichas condiciones y otro de percepción del bienestar.

Existen además, otros factores, como la vida afectiva, el apoyo social, la auto percepción del proceso salud-enfermedad y por último (aunque no menos importante), la personalidad, entendida como la instancia central de la regulación de esa vida, integrada a su vez por un conjunto de subsistemas que no constituyen en esta ocasión objetivo de análisis.

Se entiende y se ha dejado explícito pues, que la categoría calidad de vida tiene una estrecha relación con los fenómenos de la salud del hombre, además, que para su acertado análisis, debe realizarse este en el contexto económico social donde se desarrolla esa vida. La calidad de vida expresada en función de salud, contribuye al perfeccionamiento del diagnóstico y proceder terapéutico, así como, al establecimiento y la evaluación de diversos programas de salud.

Bibliografía
1. Apuntes sobre la calidad de vida: su carácter socioeconómico y su relación con la salud. Rev Cubana Invest Biomed 2005;24(1):72-6. Lic. Julia García Capote.
2. Quintero Danany G, González Pérez V. La calidad de vida en el ámbito socioeconómico y su relación con la salud en la tercera edad. La Habana: CITED. 1995.
3. Pérez Lovelle R. “La psiquis en la determinación de la salud”. Editorial Científico – Técnica.