El envejecimiento poblacional es
uno de los grandes triunfos de la humanidad, pero es también uno de sus mayores
retos. A medida que nos adentremos en el siglo XXI, el envejecimiento de la población implicará un
aumento de las demandas sociosanitarias en todos los países.
Si bien de cara al futuro, las
distintas organizaciones sanitarias proponen el modelo del envejecimiento
activo como meta que permita disfrutar a los ancianos del mañana de la mejor calidad
de vida posible (entendida ésta como bienestar físico, psíquico y social), la realidad
es que los ancianos de hoy, sobre todo los de más edad, sufren diversos cuadros
patológicos que disminuyen notablemente su salud, y en consecuencia, su calidad
de vida.
No debe olvidarse que los adultos
mayores valoran dicha calidad de vida, en función de su nivel de independencia,
y los diferentes síndromes que seguidamente se estudiarán, reducen, por no decir
que eliminan casi por completo, esa ansiada vida independiente.
Los síndromes geriátricos son un conjunto de cuadros, originados por la conjunción
de una serie de enfermedades que alcanzan una enorme prevalencia en el anciano,
y que son frecuente origen de incapacidad funcional o social.
Los grandes
síndromes geriátricos, también conocidos como los 4 gigantes de la Geriatría,
incluyen:
- Inmovilidad.
- Inestabilidad-caídas.
- Incontinencia urinaria.
- Deterioro cognitivo.
Todos estos
síndromes originan un importante deterioro en la calidad de vida de las
personas que los padecen, y a menudo, generan o incrementan la dependencia de
otras personas, produciéndose un aumento de las necesidades de asistencia
sanitaria y de apoyo social, que si no se cubren, favorecen el aislamiento
social y la institucionalización del adulto mayor.
En muchos de
los casos, la aparición de estos síndromes geriátricos es prevenible y si se
diagnostican adecuadamente, son susceptibles de tratamiento práctico.
Para su
correcto diagnóstico y terapia se requiere de una valoración integral que sea
interdisciplinario y de correcto uso de los niveles asistenciales.
INMOVILIDAD
INESTABILIDAD
Y CAÍDAS
INCONTINENCIA
URINARIA
DETERIORO
COGNITIVO
El síndrome
de deterioro cognitivo engloba cuadros muy diversos en cuanto a su origen,
síntomas, gravedad, etc., su etiología es obviamente aún más compleja que la de
los síndromes ya descritos: infecciones agudas, enfermedad cardiovascular,
alteraciones neuropsiquiátricas, hidroelectrolíticas y metabólicas, retención
urinaria, impactación fecal, inmovilidad, fármacos (sedantes, anticolinérgicos,
opiáceos, diuréticos, antiinflamatorios no esteroideos, corticoides,
cimetidina, digoxina, fenitoína).
Las
consecuencias del deterioro cognitivo, especialmente en los estadios más
avanzados, son las siguientes: ansiedad, depresión, insomnio, caídas,
inmovilidad, incontinencia, riesgo aumentado de infecciones, aislamiento
social, dependencia para las actividades de la vida diaria, cambio de carácter,
alteraciones de conducta, desnutrición, sobrecarga para el cuidador, elevado
consumo de recursos sociosanitarios e institucionalización.
En pacientes
con deterioro de memoria e incluso demencia en fases leves, parece útil
intentar mantener las capacidades mentales existentes mediante talleres de
memoria, orientación a la realidad, adaptación del entorno, etc. Los factores
de riesgo cardiovascular, que parecen implicados en la demencia vascular y en la
alteración cognitiva asociada a la edad, deben ser controlados.
En la
prevención de las formas agudas de deterioro cognitivo, principalmente en el
síndrome confusional agudo, son útiles medidas como minimizar el uso de
fármacos causantes de este cuadro, mantener la homeostasis del medio interno en
pacientes con graves enfermedades, facilitar la presencia familiar, asegurarse
de que el paciente dispone de sus ayudas habituales (gafas y audífonos) y
modificar el entorno adaptándolo a unas condiciones favorables para el paciente
de edad avanzada.
En general,
el tratamiento a seguir dentro de cualquier síndrome geriátrico es la
PREVENCIÓN.
Continuando con
la prevención, no debe olvidarse el importante papel que desempeña la EDUCACIÓN
PARA LA SALUD.
Bibliografía.
Gómez Ayala Adela Emilia. Grandes Síndromes Geriátricos. Farmacia abierta. Espacio de Salud. Vol.
19, Núm. 6, junio 2005.
Alarcón MT, González JI. Caídas. Fundamentos
prácticos de la asistencia al anciano. Pp 9-16.
Carbonell A, editor. Síndrome de inmovilidad. Monografías
de Geriatría y Gerontología. Pp 1-67.
Fernández C, Bermejo F, Gabriel R. Factores de riesgo
vascular y alteración cognitiva en el anciano. Rev Clin Esp.
González JI, Alarcón MT. Grandes síndromes geriátricos.
Concepto y prevención de los más importantes. Medicine. 2003;8(108):5778-85.
Guillen F, Bravo G. Patología del envejecimiento.
Indicadores de Salud. Manual de Geriatría. Pp 77-88.